Esto fue de alguna forma, una alegría para mi ya que son los chicos con los que mejor relación tengo. Especialmente con Lenny, que es, a mi parecer, el chico mas cariñoso de todos y lo trato como si fuera mi hijo.
Ese día les acompañamos mientras recibían sus palomitas, fue realmente gratificante ver como nos ofrecían la comida, con su espíritu solidario de niños. Luego me puse a jugar con varios de ellos en la pequeña cocina, y técnicamente estuve ahí toda la visita, riendo y jugando con los niños. Aproveché esta experiencia como una forma de dejar que me invadiera la pureza y alegría de los niños y me ayude a relajarme con todo el ajetreo que cargaba de la semana.
En esta visita, comprendí el arduo labor que era cuidar y jugar constantemente con estos niños, como lograr entablar una relación buena con todos ellos, y hacer que esta se transmita también entre ellos. Fui constante en el juego y di todo de mí, por más que este no fuera el grupo que se me debía ser asignado.
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